PUENTE ARENAS DEL 23 AL 25 DE SEPTIEMBRE
El día 23 amaneció soleado. Muchos fuimos los que al levantar la persiana en casa. Y es que pocas cosas alegran más, que ver un día radiante cuando vas a pasar el fin de semana fuera de casa, especialmente si tu destino es Puente Arenas en pleno valle de Valdivielso, invitados por Marisa, y después de haber pasado un verano un tanto invernal.
Como es costumbre salimos de la asociación a las 18.00 horas, esta vez el viaje se realizó en dos coches. Todos estábamos muy alegres por volver a reencontrarnos después del verano y poder disfrutar de nuevo de los paisajes y con el incentivo de una fiesta programada por los vecinos del pueblo para todos los niños que han pasado el verano allí.
Al llegar a Puente Arenas dejamos nuestras mochilas en casa y salimos a estirar un poco las piernas y saludar a algunos de los vecinos que conocimos hace tres años cuando pasamos otro fin de semana, y que nos estaban esperando para darnos la bienvenida.
Después de cenar salimos a la puerta de la casa donde nos estaban esperando algunos niños para poder jugar con nuestros chavales. Lo cierto es que disfrutaron mucho y sobre las 12 de la noche se fueron a dormir.
El sábado fue un día muy divertido, el tiempo era maravilloso, con lo que pudimos disfrutar de actividades en el río y otras que fueron realizadas al aire libre. Les prepararon un día de competiciones nada fáciles: carreras por parejas con los pies atados, encestar un huevo en una palangana sin que éste se rompa, penaltis… Afortunadamente los huevos, debido a la crisis actual, los cambiamos por bolas de ping-pong, ya que de lo contrario hubiéramos podido hacer un revuelto para todo el pueblo en el suelo.
Dado el día tan completo de actividades que tuvimos, después de cenar optamos por quedarnos en casa a descansar y a la vez pudimos divertirnos montando una importante timba donde se paso el tiempo entre riñas, risas y acusaciones de trampas. Por cierto, imposible conocer al ganador debido a las trampas que hicieron.
El domingo era el día marcado para el regreso. Pero antes teníamos una excursión mañanera por los alrededores del río hasta Santa Olalla, donde pudimos observar a las cabras que habían parido y pudimos ver a las cabritillas junto a sus madres. No olvidamos llevar algo de pan para darlas de comer. De regreso a Puente Arenas tomamos un refrigerio en el bar del pueblo.
Ya sólo nos quedaba comer y partir. Ayudamos a Marisa a recoger y limpiar la casa, de esta forma, es posible nos vuelva a invitar a ella. Y así, tras despedirnos, todos fuimos tocando retirada. Haciendo balance de un fin de semana muy agradable en un lugar paradisíaco.